domingo, 8 de febrero de 2015

Perdí la paciencia

Transcribo un párrafo que se supone corresponde a dichos de la actriz Meryl Streep, a quien admiro como artista y no conozco su modo de pensar, pero que, sea de ella o no, me parece que representa un hito en la vida de aquellos quienes hemos andado la mayor parte del camino que nos toca recorrer en este terrenal paso por la vida.

"Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere. No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el chusmerío. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar. Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales. Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia" (Meryl Streep).

En mi opinión es una descripción de la decisión que todos, más temprano o más tarde, tomamos; una decisión que representa la sabiduría alcanzada por los años, pero no por la cantidad de años transcurridos sino por la calidad de los años vividos que nos han permitido mirar la vida con otros ojos, ojos desprovistos de las impurezas causadas por la eterna competencia entre quienes han compartido parte de nuestras actividades, esa competencia que creemos estar obligados a ganar, hasta que nos damos cuenta de la enorme cantidad de tiempo perdido en cosas sin importancia, de la cantidad de daño que nos hemos autoinferido por tratar de agradar al resto, por tratar de estar bien con los demás en lugar de estar bien con nosotros mismos y con quienes realmente nos importan.

En una publicación anterior, titulado "Nunca faltan", me referí, justamente, a la paciencia como el don que nos da la sabiduría. Cuando se llega a este punto se inicia una agradable parte de nuestra vida, agradable por cuanto no nos sentimos obligados a mantener relaciones sociales políticamente correctas, nos permite ser como somos, nos permite decir lo que pensamos y actuar como queremos, siempre respetando los espacios de los demás, lo que hacemos con agrado y en forma natural.

La paciencia, como resultado de la sabiduría, no se adquiere de la nada, no llega de otras galaxias o desconocidas dimensiones, la paciencia se cultiva, y para eso se requiere haber alcanzado un nivel de tranquilidad espiritual que es el resultado del análisis en retrospectiva de como hemos manejado nuestra vida y de cómo hemos ido aprendiendo de nuestros errores para corregirlos y de nuestros aciertos para repetirlos.

La sabiduría, una de cuyas cualidades es la paciencia, no debe ser considerada un sinónimo estricto de madurez, creo que son cosas diferentes, aunque complementarias, la sabiduría tiene un componente de madurez que nos permite dosificarla; todo ser humano alcanza diferentes grados de madurez a medida que aprende a vivir, pero necesita de cierta inmadurez para mantener el equilibrio emocional que nos permite forjar nuestro carácter. También dije en algún momento que yo no quería madurar, que quería mantener vivo en mí el niño que todos llevamos dentro, eso, según creo, lo he logrado en parte, y me doy cuenta que es, justamente la sabiduría, la herramienta que nos permite hacer la mezcla perfecta entre madurez e inmadurez, separando los campos en las que cada una se manifiesta. Creo que nadie, conmigo incluido, es totalmente maduro o totalmente inmaduro en todos los aspectos de la vida, lo que, al final, moldea la felicidad.

¿Qué tiene esto que ver con haber perdido la paciencia?, pues mucho, si no has alcanzado la sabiduría, no podrás hacer la mezcla correcta de madurez e inmadurez, y la paciencia la vas a necesitar para dejar que te resbalen las cosas no importantes y las malas vibras de algunos desadaptados y malintencionados, que nunca faltan. Aparte que la paciencia te permite analizar las cosas, pensar antes de hablar, mantener la calma ante situaciones difíciles de entender y aguantar esos especímenes cuyo único objetivo en la vida pareciera ser complicarle la de los demás y subir, sin tener los méritos suficientes, a través de malas prácticas y cahuines de conventillo, pero, como dice Merril Streep, todo tiene su límite y no hay nada de malo con perder la paciencia cuando las circunstancias lo ameritan; en mi caso particular, he perdido la paciencia con esta clase de personas, he perdido la paciencia con los ignorantes que no reconocen su condición de tales y te descalifican a cada momento, he perdido la paciencia con la gente inmoral que hace cualquier cosa para destacarse con malas artes; pero guardo paciencia para la vida cotidiana, para gozar mi calidad de abuelo, para disfrutar mi vida con los que me importan.

Nos vemos

Listo para la foto

Ya, estamos con fecha y hora para que entremos a taller y reemplacemos la válvula fallada, el 5 de marzo a las 8 horas. Digo entremos porque, obviamente no entraré solo, entrará, el cirujano 1, el cirujano 2, el cirujano 3, el cirujano 4, el anestesista, la arsenalera, mi médico tratante y no sé quien más, aparte de mi, por supuesto, porque si no entro, ¿a quién van a operar?.

Pero la cosa no es tan simple, también estará involucrado el médico que me descubrió unos problemas en los pulmones y, además, el día anterior me van a revisar las coronarias para ver si están buenas o habrá que hacerles alguna repasadita, eso significa que, si hay que reparar, también se unen a la patota los encargados de hacer eso, espero que quepa tanta gente en el pabellón, y ojalá no me lo cobren por metro cuadrado o por densidad poblacional.

Por mientras estamos en el tema de los presupuestos de la clínica (que puchas que son altos), ver cuanto cubre la Isapre y, cuánto cubre el seguro (si es que cubre algo y no me declaran preexistencia) y finalmente cuanto cubre el convenio con la clínica, el resto lo pago yo.

Paralelamente, por si las moscas, estamos dejando claritas las cuentas para no generarle problemas a nadie en el eventual caso que algo falle y las cosas no salgan como esperamos todos que salgan, situación muy poco probable pero no imposible............la verdad es que uno siempre debiera tener todo claro y ordenado porque cuando menos se piensa te atropellan, tienes un accidente o un ataque de algo y quedai tendido patelaucha con pasaje sacado al más allá "one way".

Lo que es yo no tengo programado ningún viajecito para no darle en el gusto al malulo y porque tengo mucha pega, un paseíto pendiente por las europas, una mujercita a quien cuidar y unos nietos para malcriar, aparte de unos hijos a quienes apoyar (a pedido).

Pasando a otra cosa mariposa, en estos casos es cuando se ve la calidad humana de la gente que te rodea, por ejemplo mi jefe actual, al preguntarle cuándo nos vamos a Mejillones por el proyecto en el que estamos trabajando, dado que necesitaré un tiempito en Santiago para recuperarme de la operación, me dijo que alrededor de junio, pero si necesito más plazo, que me tome el tiempo que sea necesario para recuperarme bien y llegar a terreno cero kilómetros así que no me preocupe ................... eso es lo que uno espera de las personas y me alegro de estar donde estoy, además toda la parentela y algunos amigos están pendientes de esto y me han enviado caleta de buenas vibras, reconforta saber que no todo en este mundo está mal.

Ahora a esperar que el cirujano no estornude cuando me esté operando, o que le dé hipo durante la operación, o si no saldré todo tajeado y con suturas en zigzag.

Bueno, después les cuento cómo salió todo, pero no les voy a contar cuánto salió, a menos que necesite una edmundotón para financiar.

Hasta la vista baby.