lunes, 1 de abril de 2013

Turismo a la chilena

La frase "a la chilena", ubicada como calificativo después de casi cualquier cosa nos evoca, siempre o casi siempre, algo hecho al lote, en forma desprolija y sin cuidado alguno, tanto en la forma de realizar la cosa como en su calidad.

Lo anterior es especialmente válido cuando nos referimos a los servicios que se entrega al visitante o turista, sea este nacional o extranjero.

Nunca he entendido por qué se le llama picada a unos locales donde se come bien, eso no se puede negar, o mas o menos bien, pero, inevitablemente nos encontramos con locales mal presentados, de mala o pésima calidad, atendidos por personas que por mas que traten, cuando tratan, no tienen la menor idea de como atender clientes.

Para que hablar de los lugares turísticos, para muestra un par de botones:
Este fin de semana decidimos salir a conocer los bellos paisajes de nuestra zona sur, a la que bellezas naturales no le falta, y partimos hacia lugares como Los ojos del Caburgua, los saltos del Palguin, La China y El León, bueno el primero no tiene señalización oficial, sólo un letrero de madera que ves por casualidad, nunca supimos donde estaba el Palguin y los otros dos tampoco tienen una señalización oficial, pero se encuentran. A todos ellos se llega por carretera pavimentada, mejor dicho carretera de acercamiento pavimentada, porque al final tienes que acceder por caminos de tierra y hoyos en pésimas condiciones (los hoyos no están malos, son perfectos y abundantes, es el camino el malo), y no son tramos cortos sino de varios kilómetros en la mayoría de los casos, para rematar caminando los último metros; lo mismo sucede con los famosos saltos del Huilo Huilo donde, además, hay unas escaleras de infarto para llegar a ver todo el lugar, o conformarte con ver sólo el primer salto desde un mirador no muy bien ubicado que digamos.

Todo lo anterior imposible de visitar por personas con el mas mínimo impedimento físico, vimos llegar personas mayores con bastones, quienes no pudieron, después del medio viaje, ver las atracciones turísticas.

En todos los casos anteriores, por el hecho de estar a kilómetros de un lugar civilizado, hay locales para comer o tomarse alguna cosita, locales mal llamados Restaurant con toda pompa, los que, con cuea, dan para cocinerías o fuente de soda (antes se llamaban así), locales que en un sábado o domingo de un fin de semana largo estaban cerrados, ¿Se podrá entender esto?. En todos los lugares que indiqué pasaba lo mismo y estaban abarrotados de visitantes, chilenos y argentinos de preferencia. Pa peor, en los saltos del Huilo Huilo (el mas lejano e inaccesible de todos) existe una hermosa cafetería ............... totalmente cerrada (menos mal que se me había ocurrido llevar sanguchitos por si las moscas).
Pero en lo que sí somos ágiles es en las boleterías para cobrar entre una y media y dos lucas por persona para tener derecho a mirar, en ellas siempre había gente, ahí si que somos como mandados a hacer y atentos que te lo encargo.

Ah, otra cosa, todas las oficinas de informaciones turísticas de las municipalidades, ubicadas en lugares destacados de la ciudad que sea, estaban cerradas, ¿Que tal?, y después nos quejamos.

Aquí realmente hace falta que se entienda la industria que nos estamos perdiendo, nuestro país es bellísimo pero parece que no lo sabemos y entregamos el peor de los servicios turísticos; creo que debiéramos partir por exigir a esos concesionarios o dueños de los terrenos donde se encuentran las atracciones naturales, que se preocupen de proporcionar a los visitantes baños y lugares de expendio de alimentos o bebidas adecuados y, si no lo hacen, simplemente se les expropia y se entrega a quien se comprometa a dar el servicio en forma adecuada.

Otra cosa sobre la que se debiera reglamentar es en la categorización de los locales de venta de alimentos, no puede ser que una ruca picante y maloliente se llame pomposamente restaurant (palabra que por cierto no existe en castellano) y se haga como en los hoteles, que parten como residencial, luego hostería u hostal para, finalmente llamarse hotel desde una a cinco estrellas, de acuerdo al tipo y calidad de sus instalaciones; en el caso de la venta de comida estos debieran llamarse cocinerías (o figón si quieren un nombre mas pituco) pasando a restaurante de acuerdo a las características y calidad de sus instalaciones, tal vez copiando el sistema de las estrellas para diferenciar unos de otros, lo que se puede hacer a través de diferentes categorías de las patentes municipales, lo que debe estar a la vista del visitante, así uno sabe donde entrar de acuerdo a lo que quiere encontrar.

La verdad es que hay muchísimo camino que recorrer para llamarnos país turístico, a pesar de tener todo lo que se requiere porque en eso la naturaleza no se quedó corta con nosotros.

Aquí tiene harto que hacer el Sernatur, servicio que no funciona muy bien que digamos, imagínense que las únicas guías turísticas y mapas camineros que existen los edita y distribuye Copec a través de sus estaciones de servicio, en cambio las agencias de turismo entregan, cuando tienen, trípticos y folletos que de poco o nada sirven para informarse a fondo sobre lo que se puede visitar, no olvidemos que nuestros visitantes, y nosotros mismos, en su mayoría se mueven, o nos movemos, solos y sólo muy pocos lo hacen a través de las agencias, lo que es mas entretenido y mas barato, obviamente, aparte que le da un sabor a aventura mayor que el andar en un bus con un montón de gente que no conoces.

Ojalá algún día se arregle esto y terminamos conformándonos con otra frase de la cual debiéramos avergonzarnos: "Total, estamos en Chile", como si esa fuera una buena razón.

Nos vemos en algún momento y en alguna picá, total así es chilito, amén.